13/8/13

Conocer y detectar la celiaquía

La enfermedad celíaca es cada vez más conocida por la sociedad en general, pero ¿sabemos realmente en qué consiste? ¿Cómo puede afectar a nuestros hijos?.

Celiaquía
El gluten, una proteína presente en algunos cereales (trigo, cebada, centeno, espelta, kamut, triticale y, posiblemente, avena), ha pasado de ser prácticamente una desconocida, a estar presente en los medios de comunicación, en el etiquetado de los productos del supermercado, o en los menús de los restaurantes.

¿Qué tiene de especial el gluten? Pues que hay personas que, por predisposición genética, desarrollan una serie de síntomas al ingerir esa proteína, siendo el más importante, o al menos el más controlado hasta la fecha, el daño a la mucosa del intestino delgado.

No voy a extenderme en los detalles, ya que toda la información se recoge estupendamente en las páginas web de las múltiples asociaciones de celíacos, por ejemplo, en la Web de FACE. Actualmente, el único tratamiento posible es la eliminación total del gluten de la dieta.

¿Por qué es importante la detección precoz de la enfermedad celíaca?

Como hemos señalado anteriormente, la mucosa del intestino delgado se ve afectada, y se reduce la absorción de nutrientes. Ello puede llevar a un retraso del crecimiento en niños y pérdida de peso.

Otros síntomas que acompañan a la enfermedad pueden ser diarreas frecuentes, estreñimiento, o alternancia de ambas; gases y cólicos intestinales, hinchazón abdominal, fatiga y debilidad. La piel también se puede ver afectada, por dermatitis, o cabello débil y escaso. El niño puede estar irritable, y presentar una fisonomía de extremidades delgadas y tripa abultada.

Normalmente, en la dieta de los bebés se introducen los cereales entre los 6 y 8 meses de edad. De ahí que sea muy importante estar atentos a la evolución del niño, teniendo en cuenta que los síntomas pueden tardar un tiempo en aparecer, y que cualquier cambio en la dieta del bebé siempre supone un periodo de adaptación en el que pueden aparecer molestias que no tienen por qué estar relacionadas con la celiaquía.
Si transcurrido un tiempo desde la introducción de los cereales, observamos que “algo no va bien”, es muy importante comunicárselo al pediatra para que pueda valorar la situación.

¿Cómo se detecta la celiaquía?

La detección inicial de la celiaquía es sencilla a través de una analítica de sangre, si bien posteriormente puede ser necesaria una biopsia para confirmar definitivamente si la mucosa intestinal está dañada. No hay que interrumpir la dieta con gluten hasta que lo indique el médico, ya que hay que seguir con el régimen habitual hasta haber diagnosticado con certeza la enfermedad.

La Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), ha reclamado mejoras en el diagnóstico de la enfermedad, y que se implante un protocolo de detección precoz. Se estima que un 1% de la población española es celíaca, si bien solo un 10% de ellos han sido diagnosticados. En el año 2008, el Ministerio de Sanidad y Consumo distribuyó un documento (accesible aquí) entre las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, para informar a los profesionales sanitarios. Sin embargo y por el momento, la prueba de detección no se ha implantado en el calendario de control de la salud infantil.

¿Y si mi hijo es celíaco?

Cuando se diagnostica la celiaquía a un niño, la noticia suele causar mucha incertidumbre en la familia. Las asociaciones de celíacos son una ayuda fundamental en estos primeros momentos, ya que nos facilitarán muchísima información (a veces nos abruma, pero es la necesaria) y apoyo en todas las dudas y consultas que tengamos.

En primer lugar, normalmente se solicita a los padres que también se sometan a la prueba, ya que la enfermedad es hereditaria. Si uno de los padres también es celíaco, hay que evitar sensaciones de “culpabilidad”; el niño celíaco que sigue una dieta sin gluten puede crecer y desarrollarse plenamente y llevar una vida sana.

Es fundamental mantener en todo momento la calma. Lo importante es la salud del niño, y no solo eliminar el gluten de la dieta, sino mantener una conducta natural hacia la alimentación, que no traumatice al pequeño. El momento de la comida debe seguir siendo relajado, tranquilo, y hay que evitar a toda costa el dramatizar.

En el entorno se pueden producir situaciones de sobreprotección, en las que por desconocimiento se intente restringir demasiado la dieta del niño, o bien al contrario, situaciones en las que se transgreda la dieta sin gluten por intentar agradar o ganarse al pequeño, o por considerar que “por una vez no pasa nada”.

Para evitar esto, hay que informar a nuestro entorno directo de qué puede o no comer el niño, y de cómo actuar. Planificar bien los menús es importante, para evitar “poner y retirar” alimentos, lo que puede causar confusión y frustración a nuestro hijo.

Por todo lo anterior, la detección precoz es muy importante no solo para evitar problemas de desarrollo y problemas futuros de salud, sino para que el niño pueda comenzar la dieta cuanto antes, ya que aceptará mejor el cambio cuanto más pequeño sea y lo adoptará de forma natural.

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Autor: Óscar Picazo
Fuente: Espectacularkids