17/10/13

Guía para la salud bucal de los más pequeños

Esta una de las principales inquietudes planteadas por los padres, cuando sus hijos de edades comprendidas entre 2 y 10 años acuden por primera vez a la consulta dental.

La necesidad del cepillado después de cada comida, la importancia de hacerlo antes de irse a la cama y el uso de pasta “infantil” son conceptos claros y bien arraigados entre los padres que, sin embargo, al momento de llevarlos a la práctica se encuentran con dificultades de diversa índole. Por un lado y aunque los niños y niñas tengan curiosidad por probarlo todo, basta con que les insistas en hacerlo una o dos veces al día, para que pierdan interés. Por otro lado, la hora del cepillado coincide con momentos en los que hay que hay que darse prisa para llegar al cole, o están muy cansados al final del día, así que lo dejamos o lo hacemos sin el debido cuidado.

Se trata de inculcarles un hábito y como todo hábito, requiere tiempo, práctica y mucha paciencia por parte de papá y mamá.

En este artículo queremos aportaros pautas para tener en cuenta y una breve guía para que el cepillado sea un momento agradable y contribuya a mantener la buena salud bucal de los más pequeños de la familia.

Hasta los 8 años usaremos pastas “infantiles”, comprobando en el etiquetado que contienen flúor. El niño dejará de usar la pasta infantil en el momento en que controle la ingesta y veamos que es consciente de que no se debe tragar la pasta y la escupe. Con el cepillado eliminamos la placa, con lo que mantenemos las encías sanas y evitamos la aparición de caries. Si además añadimos una pasta con flúor, fortaleceremos el diente frente a la caries.

El cepillo ha de ser de dureza blanda y cabeza pequeña, normalmente los cepillos infantiles que encontramos en farmacias y grandes superficies cumplen estas características, pero ante la duda miraremos el etiquetado.

Normalmente la medida casera que utilizamos para saber cuál es la cantidad de pasta adecuada para poner en el cepillo es “el tamaño de un guisante”, en el caso de los niños será suficiente con un tercio de esa cantidad, es decir, con “manchar” un poco las cerdas del cepillo.

La mejor manera de que el cepillado se convierta en un hábito es establecer un orden claro a la hora de cepillarnos. El problema de que nuestros hijos no se cepillen bien o no se cepillen, es porque, muchas veces, no tienen claro “qué hacer con el cepillo”. El orden puede ser el siguiente y, ojo, es más sencillo de lo que parece a simple vista:

1º Arriba (de izquierda a derecha)

-Por fuera

-Por dentro

-“Por donde mordemos”

2º Abajo (de izquierda a derecha)

-Por fuera

-Por dentro

-“Por donde mordemos”

¿Cómo se lo transmitimos al niño? Con instrucciones cortas y claras: “Nos vamos a cepillar primero por arriba y por fuera” y seguidamente preguntamos “¿por dónde nos vamos a cepillar? Vale, por arriba y por fuera, y empezamos por aquí”  y les señalamos el lado de la cara, ayudándolos a colocar el cepillo si es necesario.

Continuamos de la misma manera: “Ahora nos vamos a cepillar por arriba y por dentro” y de nuevo les preguntamos “¿por dónde nos vamos a cepillar?”.

Las primeras veces nos llevará unos 20 minutos conseguir que se cepillen. Motivarles con frases como: “tus dientes se ven mejor”, “a los dientes les gusta que los cepilles”, “estoy orgulloso/a de tu esfuerzo por cepillarte bien los dientes” no estará nunca de más y, por el contrario, contribuirá a que el cepillado, con la práctica, se convierta en algo automático y por lo tanto en un hábito.

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Autor: Alicia Alcocer Carrero

Fuente: Espectacularkids