El niño debe entender que poniendo estas pequeñas normas en casa, como existen en el colegio o en cualquier lugar al que vayamos, vamos a conseguir mayor armonía en la familia.
El objetivo es enseñarles que, para que un entorno funcione, es necesario cumplirlas.
Participación de toda la familia.
Lo primero que debemos hacer es proponer al niño que participe con nosotros a poner las normas de casa, es decir, por ejemplo lo que no esta permitido hacer.
Cada miembro de la casa dirá una norma, incluido el niño. De esta forma podremos comprobar cuantas cosas que no se deben hacer tiene ya interiorizadas, aunque le cueste cumplirlas.
Pondremos de máximo unas 7 normas. Os dejamos algunos ejemplos para niños de entre 4-7 años:
No levantarse de la mesa si no hemos terminado de comer.
Recoger nuestros juguetes y habitación.
Vestirnos solos.
Ayudar en casa con las tareas.
Hacer los deberes cada día.
Y lo más importante: hacer caso a papá y mamá.
Su incumplimiento, debe tener una “consecuencia”, no un castigo
En segundo lugar, habrá que tener en cuenta que cuando una norma está puesta, es para cumplirla, y si no se cumple, tendrá una consecuencia que también se habrá establecido entre todos los miembros de la familia.
Nunca se debe sobrepasar los 5 minutos de cumplimiento de la consecuencia, ya que lo que queremos conseguir es que el niño lo interiorice y no que sea un castigo.
Las consecuencias tienen que estar orientadas a una retirada. Por ejemplo, que se siente esos minutos en una silla reservada paralas ocasiones en las que no se hayan cumplido las normas. Siempre hay que pensar en consecuencias adaptas al niño, dependiendo de su edad o madurez.
Hacer un cuaderno con las normas
Una vez establecidas las normas de casa, os proponemos lo siguiente:
Si el niño sabe ya escribir, es bueno que las escriba él mismo en un cuaderno especial para poderlas recordar.
Si el niño no sabe escribir, lo haremos nosotros. Pero resaltando la importancia de sean partícipes, les animaremos a realizaren unos papeles los dibujos que representen cada una de las normas, daremos prioridad a la idea y no a la mayor o menor perfección del dibujo. Y escribiremos nosotros encima de sus dibujos, lo que significan.
Cuando todo esté terminado podremos crear con unas cartulinas nuestro propio cuaderno de normas que colocaremos en un lugar accesible para el niño y que las pueda ver siempre que quiera.
Pros y contras de poner normas
Los pros de esta actividad son interesantes, pues al ser establecidas las normas por todos los miembros de la familia, el niño no se sentirá frustrado cuando se le pida cumplirlas, ya que sabe que todos las debemos cumplir y que además él ha sido uno de los miembros que ha decidido sobre ellas.
Por el contrario, si ponemos demasiadas normas, el niño se sentirá preso, sin libertad y terminará por no cumplir ninguna, dándole igual las consecuencias que vengan después.
Resumiendo:
Se pueden de poner unas 7 normas que engloben lo más importante.
Es recomendable ponerlas a partir de los 4 años, ya que es a esa edad cuando el niño es más consciente de un buen comportamiento, y podríamos seguir con esta práctica hasta los 7 años.
Es bueno plasmarlas en un libro (escribiéndolas o dibujándolas) para que pueda revisarlas de vez en cuando o ver su propia creación, sintiendo este proceso como suyo.
Creemos que no es necesario revisar las normas cada año, esto dependerá de la evolución de cada niño. Lo idóneo es que se mantengan porque el niño ha sido capaz de interiorizarlas como algo normal, y nunca como un castigo.
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Autor: Mª Eugenia Vecino Pizarro
Fuente: Espectacularkids
