16/12/13

Cómo modificar el comportamiento infantil con los perros para prevenir ataques


Hay quien dice que no hay razas perros agresivos, porque para predecir la agresividad, se deben tener en cuenta otros factores como su grado de socialización o su estado de salud. Aunque la verdad es que a mí hay perros que me dan mucho respeto (el dogo argentino), y otros que me parecen más amigables (el labrador), y si me atrevo a poneos estos ejemplos, es porque quien me conoce sabe que mis hijos se han relacionado de alguna manera con ambos; eso sí, hoy por hoy no sé si me atrevería a dejarles a solas con un perro de tamaño grande.

Cuando era niña me atrevía a acariciar a cualquier perro que se cruzara en mi camino, un comportamiento poco responsable y demasiado atrevido, pues sí, y por ello una vez me llevé un mordisco de un pastor alemán, que no pasó de eso. Y en la Pascua pasada, mi hijo mayor retó a un Gran Danés sin ninguna repercusión, aunque su dueña (y amiga mía), le explicó que no era conveniente relacionarse así con perros de ese tamaño, a la vez que le enseñaba uno de los colmillos (casi tan grande como mi dedo meñique).

Me sirven estas anécdotas para hablaros de prevención de mordeduras de perros a fin de evitar accidentes, un tema que en las escuelas de Estados Unidos se trabaja de forma sistemática, con el objetivo de que los niños sepan cómo comportarse ante los perros (sobre todo si son desconocidos), y de interpretar el lenguaje corporal de los canes, que si están en presencia de humanos, muy probablemente intentarán comunicarse con ellos.

Hablamos de comportamiento con perros ajenos, a sabiendas de que en los estudios sobre ataques de perros a niños, se ha detectado que provenían mayoritariamente de animales conocidos (la mascota, el perro del vecino, o de los amigos, etc.). Por lo tanto las recomendaciones son de aplicación general.

Hace unos días, supimos de un desgraciado accidente protagonizado por una niña de tan solo cuatro años, que fue muerta por el perro familiar, un mastín francés que su madre había adoptado, y que había tenido una vida anterior algo tormentosa (con torturas y castigos físicos incluidos). Los hechos ocurrieron en Leics (Reino Unido).

Y ha sido este hecho el que nos ha motivado a elaborar esta entrada, con orientación preventiva, y sin ningún ánimo de señalar a unas u otras razas de perros como causantes de ataques a niños. Porque aunque las mordeduras de perro son un problema real (y además de salud pública), hay quien afirma que es más sencillo y más efectivo, tratar de modificar el comportamiento de los niños (o de los adultos), antes que el de unos animales domésticos, de los cuales se va sabiendo que infligen los ataques más por miedo que por dominancia.
Según un informe de la American Veterinary Medical Association (AVMA, 2001), es el propio comportamiento natural de los niños (correr, gritar, presionar, movimientos rápidos e inesperados, mantener el contacto visual …) lo que les hace susceptibles a ser mordidos por un perro

Saber relacionarse con los perros
Lo primero a remarcar, es que estos animales se merecen respeto, porque son seres vivos; y si esto es importante, también lo es la necesidad de tener claro que ellos demandan su lugar en la familia, y todos los miembros de la misma deben tener claro ‘cuál es’. En otras palabras que los consideremos parte de nuestras vidas, no quiere decir que los ‘humanicemos’. Nos cuentan en Kids Health que en Estados Unidos, se produce cada año 5 millones de mordeduras de perros (a personas de todas las edades), de las cuales cerca de un millón precisa atención médica.

¿Cómo evitar las mordeduras?
Con los perros se debe ser educado (a ellos les encanta, y los niños aprenderán mucho con ese comportamiento). Esto quiere decir:

Evitar las provocaciones (en especial cuando están comiendo o jugando con sus objetos).

Pedir permiso al dueño para acariciarlos.

Dejarles espacio (no agobiándoles).

Moverse lentamente (algo difícil de conseguir si hablamos con niños, pero necesario cuando se está cerca de un can). Nada de carreras cerca, o de acercarse corriendo a un perro.
Pedir ayuda a un adulto si el niño quiere ayudar a un perro perdido.

Darles comida con todos los dedos (también el pulgar), para evitar confusiones.
Se trata en general de tener sentido común y pensar además de en uno mismo en la otra parte de la relación (el perro)

Los adultos cerca
¿A qué niño no le gustan los perros?, pues a todos aquellos que les tienen miedo, pero ¿el resto?, muchos se pirran por abrazar a estas mascotas que parecen entendernos y son capaces de cubrirnos a lametazos. Es aquí donde entramos los adultos, que por lo general deberían estar cerca cuando los niños van a jugar con sus perros, o les quieren dar la comida.

‘El adulto puede ayudar a controlar al perro o decidir si el perro ya ha estado suficiente tiempo jugando con el niño y es momento de que se separen’. También puede intuir un cambio de actitud del perro, o interpretar su conducta cuando los pequeños están demasiado ocupados jugando.

¿Os acordáis de la anécdota que explicaba cómo mi hijo había retado a un perro ‘gigante’?, bien, pues una hora o dos después de ocurrir, todos los niños se peleaban y se perseguían, y el gran danés buscó a su dueña para arrastrarla (mordiéndole la manga) hacia los hechos. Después interpretamos que se había agobiado porque veía a otros niños correr detrás de sus pequeños humanos; en estos casos es mejor que el can no tenga la responsabilidad de actuar.

¿Y si el perro ataca?
Nuevamente encontramos en Kids Health la respuesta: se debe colocar a ser posible un objeto entre el cuerpo del perro y el de la víctima, al tiempo que la persona se hace ‘un ovillo’, cubre su cara y se queda quieta.

Ante una mordida, se debe acudir al Centro de Salud o Servicio de Urgencias Hospitalarias más cercano. Las mordeduras pueden parecer inofensivas, pero conllevar lesiones profundas, otras veces son capaces de fracturar un hueso, y además aunque la posibilidad sea remota, también pueden contagiar rabia, o infecciones bacterianas. En estos casos es importante contar con la mayor información posible, incluyendo si el perro ha sido o no provocado (más que nada para descartar como causa alguna enfermedad importante).

Para los dueños de perros
En caso de mordedura la responsabilidad recae en gran parte, sobre ellos (igual que – por cierto – suya es la responsabilidad de recoger las deposiciones de las mascotas en la vía pública). Por eso es importante asesorarse antes de comprar o adoptar un animal (acerca de su temperamento, antecedentes e historial sanitario).
Los perros se deben llevar sujetos cuando pasean por la calle, y es mejor no dejarlos a solas con niños de muy corta edad (aunque los ataques suelen ser mayoritariamente contra varones de más de siete u ocho años).

Creo que es importante que cada uno adopte su papel en la relación entre niños y perros, los dueños responsabilizándose, los padres educando, y los niños adoptando conductas prudentes. Sería deseable que esos programas escolares de prevención de ataques, que se desarrollan en Estados Unidos se realizaran en otros países, no es así en España, por lo que es importante estar informados.

Fuente: pequesymas.com
Link Original: http://www.pequesymas.com/otros/es-posible-modificar-el-comportamiento-infantil-con-los-perros-para-prevenir-ataques