9/12/13

La dimensión afectiva en el aprendizaje de una lengua

“Papa, je veux une histoire… mamá, ¿me lees un cuento? “

A menudo provoco cierta envidia (sana) cuando digo que tengo dos hijos bilingües. “¡Qué bien!, lo que te vas a ahorrar en academias…” “Ojalá mi hijo también pudiera…” Estos son los comentarios más habituales que solemos escuchar las familias con dos idiomas en casa.

Efectivamente, es una gran suerte y sobre todo un gran placer para nosotros ver cómo nuestros niños se dirigen a su papá en francés y a su mamá (o sea, yo) en español. Sin embargo, esto no es algo que haya surgido Niños y aprendizaje de idiomasasí espontáneamente. No por tener un papá francés y una mamá española los niños nacen ya con dos lenguas… Para nosotros este ha sido un bonito experimento que está teniendo mucho éxito pero en el que hemos trabajado con mucho empeño. Desde el principio hemos sido muy perseverantes en usar con los niños cada uno nuestro idioma y no cambiar.

Algo que para nosotros ha sido esencial en esta aventura, han sido los cuentos, junto con las canciones y también las películas en ambos idiomas, y sobre todo, en francés, porque ya que vivimos en España, el español lo encuentran en todas partes, sin embargo el francés, hay que hacérselo más accesible.

Cada noche papá lee un cuento en francés, en el coche siempre escuchamos canciones en francés, los fines de semana cogemos videos de la mediateca del Instituto Francés o asistimos a cuentacuentos y otros espectáculos para niños en francés (muy recomendable la Chiquiteca), y muy importante: cada verano los niños pasan un mes en Francia donde están en inmersión total y sin contacto ninguno con el castellano ya que allí, nadie lo habla. Esto les da un empujón tremendo y cuando vuelven a Madrid… ¡les sale más naturalmente el francés que el castellano! Por eso, para ellos esta lengua no es solo el idioma de su padre, sino que es también algo familiar, de la vida cotidiana, algo divertido y algo relajante. El resultado son dos estupendos niños que usan tanto el español como el francés, que conocen aspectos culturales de las dos lenguas y que están aprendiendo a valorar y a disfrutar algo que para ellos resulta totalmente natural.

En definitiva, nos parece que lo importante es el contacto que el niño tenga con la lengua y lo cercana que se le pueda llegar a hacer: no es lo mismo aprender inglés en una escuela que sí, aprenderlo en una escuela pero además tener toda una serie de actividades y oportunidades fuera de clase donde el niño consiga crear un vínculo afectivo con la lengua. Esto es lo que verdaderamente le va a motivar, a divertir y a hacer más fácil, por lo tanto, el aprendizaje. Y cuánto más pequeños son, mejor. Porque de esta manera, la lengua extranjera formará parte desde el principio de la vida familiar, será algo normal… y acabará dejando de ser “extranjera”.

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Autor: Susana Molina
Fuente: Espectacularkids