30/7/14

El maltrato infantil aumenta la vulnerabilidad hacia el consumo de alcohol en la adolescencia

El doctor Jorge Manzanares, de la Universidad Miguel Hernádez (Elche/Alicante) el estrés sufrido durante la infancia, provoca que el nivel para experimentar placer se reduzca, y como consecuencia, las personas que han sido sometidas a estrés, busquen estímulos externos a los propios naturales.

"Estas vías nerviosas del placer se estimulan por factores naturales como la música, el chocolate o el sexo y puede que estos no sean suficientes para los individuos con los genes alterados y por eso tengan que recurrir a estímulos adicionales como el uso de sustancias”.

Esta afirmación se enmarca dentro de un estudio coordinado por el propio Manzanares, que ha pretendido demostrar cómo el maltrato (de cualquier tipo) recibido en la infancia, produce cambios funcionales en el cerebro que aumentan la vulnerabilidad a la hora de consumir alcohol cuando se llega a la adolescencia.

Los resultados parecen determinar que el cerebro de algunos jóvenes maltratados acepta positivamente el consumo de sustancias tóxicas, así como la inexistencia de percepción del riesgo asociado a estas conductas

El trabajo se ha realizado conjuntamente con la Universidad Complutense de Madrid, y está financiado con 140000 euros por el Plan Nacional sobre Drogas. Se ha entrevistado a 660 jóvenes de entre 16 y 18 años, de los cuales 330 consumen alcohol, y dentro de este último grupo, el 60 por ciento afirma haber sido maltratado de alguna forma en la infancia.

Pruebas asociadas a la investigación
Paralelamente, Jorge Manzanares ha analizado el comportamiento de ratones separados en el periodo postnatal de su madre. Las pruebas practicadas llegada la adolescencia de esos animales, han permitido comprobar la regulación de los procesos de estrés, y la capacidad de las células para regenerarse.

También se ha observado en humanos el comportamiento ante determinadas imágenes. Las personas que habían sido maltratadas en la infancia (independientemente de si consumen o no alcohol) tenían una percepción del riesgo de de lo aversivo moderada porque minimizan el peligro. Además las imágenes relacionadas con drogas o alcohol les resultan muy apetecibles.

En función de los resultados obtenidos, se atribuye la predisposición de los adolescentes hacia el consumo de alcohol, a factores como el estrés y la alteración de la neuroplasticidad cerebral.

El psiquiatra Gabriel Rubio afirma que los mecanismos y circuitos cerebrales que se activan al estar sometidos al maltrato infantil, hace que los chicos y chicas estén motivados para probar más y valorar menos el riesgo

Los resultados de esta investigación apuntan que es necesario elaborar programas y estrategias de prevención para que los jóvenes maltratados aprendan a valorar las situaciones de riesgo en un contexto diferente al resto. Los investigadores hacen hincapié en la elaboración de una terapia preventiva para intentar que adquieran esa conciencia de riesgo que se distorsiona cuando son maltratados y así conseguir que eviten la apetencia hacia el alcohol.

Me quedo con la duda de si en esa búsqueda de placer, los jóvenes que han sido maltratados en la infancia, aceptaría otras actividades asociadas al riesgo, como por ejemplo determinados deportes, o alcanzar tempranamente cierta independencia de la familia, para experimentar si son capaces de responsabilizarse en determinadas situaciones.

Por otra parte, se sabe que los niños en general tienen poca percepción del riesgo, y este grupo de edad también incluye adolescentes muy jóvenes (hasta los 14 / 15 años). Por lo tanto entiendo que lo que el trabajo propone es que esta percepción aún es menor en caso de los niños maltratados, o que se inhibe la capacidad de valorar las consecuencias de desestimar esos riesgos.

Fuente: http://www.pequesymas.com
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