24/7/14

¿En quien confían los niños cuándo van solos por la calle?


Cuando los niños crecen (en especial a partir de los 9), empiezan a reclamar su espacio fuera de las paredes de su casa y de su escuela, podemos negar esa evidencia porque vivimos en un barrio donde nadie conoce a nadie, o nos acabamos de mudar de ciudad, o somos miedosos, o no pensamos que nuestro hijo sea capaz de realizar pequeños trayectos a solas o con sus amigos, o…

El miedo es comprensible, además cada uno tiene derecho a tener los propios, sin que nadie los juzgue, pero tampoco sería bueno que condicionara el desarrollo social de nuestros hijos. El miedo es un emoción primaria que nos permite reaccionar ante peligros ‘reales’, si pasa a formar parte de nuestros pensamientos diarios, ya no nos sirve como protección, porque puede anular o enlentecer las reacciones.

¿Quién no ha dicho a sus hijos que no acepte regalos de desconocidos? ¿quién no avisado a los niños que recuerde que su madre o su padre están pendientes de él, y que si envían a alguien a recogerle, este alguien será un vecino o la madre de un compañero? ¿Quién habla de esto abiertamente? tenemos miedo hasta de que las palabras salgan de casa, pero es bueno compartir con otros padres nuestros temores, y nuestras experiencias, porque según la edad del niño (y a algunos de nosotros de niños también nos pasó) puede haber en el grupo alguien al que se le ha acercado ‘un desconocido’.

Me gustaría que la autoprotección llegara a formar parte de la vida cotidiana de los niños, no por pensar que cada persona con la que se tropiecen en la calle pueda ser mala, sino porque si asumimos una filosofía de prevención, nos podemos ahorrar muchos problemas de todo tipo. Nuestros hijos tienen una percepción del riesgo bastante baja, porque son niños, su pensamiento es muy concreto, y sus objetivos están centrados en saciar necesidades básicas (para ellos: comer, jugar, …).

El principio básico de la prevención es siempre el mismo. Un ejemplo: yo nunca he tenido un accidente de coche, pero no puedo pensar ‘hoy no me ato el cinturón, total’ (vale ya sé que es obligatorio, pero imaginando que no), porque entonces si que asumo un riesgo innecesario e incontrolable

¿Quiénes son los desconocidos?
En una sociedad tan cambiante y tan diversa, es complejo atinar cuando trasladamos los consejos a los niños, pero yo diría que una persona que no es nuestro familiar, o padre / madre de un amigo o compañero, alguien que no es vecino o con el que los padres tienen amistad, es desconocido; no es que no sea de fiar, es que no forma parte de ‘nuestra tribu’. 

Es decir que el tendero de la esquina, el padre de un niño del cole con el que no tenemos relación, etc. no forman parte de nuestra pequeña tribu, aunque vivan en la misma comunidad, y deberían asegurarse de que los padres están de acuerdo si desean ofrecer amistosamente una fruta (por ejemplo) a los peques.

¿Por qué digo esto? pues es que hace unos días, un grupo de niños de entre nueve y 11 años del vecindario encontraron por la calle mientras volvían a casa (en el pueblo y a plena luz del día - aún son pequeños para otras salidas -) un adulto que les daba dulces, algunos aceptaron, otros no. Para unos era un desconocido, aunque les sonaba su cara, para otros, acostumbrados a saludar y recibir caramelos de los vecinos, la situación no entrañaba ningún riesgo (sé que esto último es llamativo, pero en ocasiones pasa). No ocurrió nada, no se sabe tampoco qué quería exactamente esa persona, la mayoría de niños habían sido prevenidos por los padres desde pequeños, pero…

Un dato importante es que sólo un niño del grupo lo contó en casa (más abajo hablo un poco sobre la confianza), aunque otra niña lo había dejado caer, parece que sin demasiados detalles.

Claro, la situación daba pie a que las ‘alarmas saltaran’, la verdad; no ya pensando en la intención de esa persona (que también) sino teniendo claro que si no se conoce a los niños, resulta inapropiado acercarse a ellos por ningún motivo. Y reflexionando sobre esto último, se ha hablado con un miembro de la Policía Local del municipio, y se está a la espera de poder comunicar con esa persona, indicándole que por favor, no vuelva a hacer algo así.

¿Cómo hablamos con los niños?
Es bueno que desde que son pequeños, se acostumbren a no aceptar sin el permiso de los padres, y que tengan claro en qué personas confían los mayores. Pero no solo eso, los padres no deberíamos aceptar que esas otras personas con las que no mantenemos una relación estrecha den caramelos, galletas o juguetes a nuestros hijos, más que nada para no originar confusiones.

Intentaremos, como con otros temas de interés, introducir estas cuestiones en conversaciones familiares, con espontaneidad y siendo lo más claros posibles. Atenderemos preguntas de los niños, y - en general - es recomendable estar abiertos a lo que nos cuentan, sin juzgar, y escuchando de verdad. Así cuando necesiten contarnos alguna cosa, sabrán que cuentan con nosotros, que no vamos a reaccionar mal, y no tendrán dudas o miedos.

El ‘pero…’ de más arriba, me sirve para comentar que es necesario ser persistente con los mensajes para que nuestros hijos los interioricen, y entiendan nuestra motivación, hasta que son adolescentes pueden ser aún inocentes, o puede que no tengan habilidades para rechazar; la cuestión es que una sola advertencia no es suficiente.

Las formas de hablar para que llegue la información van desde la charla, hasta los ejemplos, pasando por los juegos (por ejemplo: con niños pequeños en el parque podemos decir ‘vamos a buscar el juguete pero sólo preguntaremos a conocidos’), las dramatizaciones, o el aprovechamiento de las noticias de actualidad.

Volviendo a nuestro papel como padres, y a como nos relacionamos con ellos no es necesario aceptar nada de los demás para ser bien educados, cuando respondemos: ‘gracias, es muy amable, pero no quiero que le de una golosina a mi hijo’, estamos ejerciendo un derecho y dejando que los niños aprendan de nuestra reacción, pero no por ello hacemos sentir mal a la otra parte.

Pero aún hay más
Sería una contradicción decir a los niños ‘no aceptes regalos de desconocidos’ y después ‘obligar’ a contestar o a recibir besos de una amiga nuestra de la infancia que para ellos es desconocida. Así que la obligación es de prevenir, incluso cuando la otra persona sea simpática o se muestre amable, o les diga que conoce a los padres.

Los niños tienen instinto, pero los padres además tenemos experiencia vital, intentemos no ir en contra de ambos, por el bien de nuestros hijos (que son más importantes que la impresión que reciba nuestra amiga)

Lenore Skenazy, calculó hace un tiempo que un niño tenía que pasar 750 años para ser secuestrado en una ciudad como Nueva York, pero ¿de qué nos sirve tener ese dato si no enseñamos a nuestros hijos a ir con cuidado ? Pensar en el secuestro da mucho miedo, la verdad, pero sin llegar a ese extremo, una persona con malas intenciones nos puede hacer daño de otras maneras.

¿Estamos tranquilos cuando los niños van solos?
Solos quiere decir con sus amigos, y a dónde dependerá de muchos factores: edad, entorno, madurez, … puede ser a la calle de abajo, puede ser a la tienda de chucherías. Cuando somos padres las prioridades cambian, y tranquilos, lo que se dice tranquilos no vamos a estar por mucho tiempo (dadme la razón los que tenéis niños de un año y medio que suben y bajan escaleras, y los que esperáis la vuelta de vuestro adolescente de 16 por la noche).

Yo diría que mientras son muy jovencitos (antes de los 14 / 15 / 16) es mejor que vayan en grupo. Además es conveniente que avisen de dónde van exactamente, y que nosotros sepamos en qué dirección vive ‘fulanito’ y el teléfono de los otros padres.

Los niños no deberían:
Aceptar ningún tipo de regalo (comestible o no) de personas que no formen parte de su entorno más cercano o el de sus padres. El entorno lo podemos definir previamente: familiares, tales vecinos, tales amigos de mamás o papá, los padres de tus amigas, etc. El que queráis: pero definido.

Sentirse obligados a aceptar bajo presión . Las respuestas posibles son: ignorar, cambiar de acera, decir ‘gracias pero no’, ¿qué más se os ocurre? No solo hablo de bienes materiales, sino muestras de afecto.

Creer que un niño puede ayudar a un adulto, ‘¿podéis venir? es que necesito ayuda para….”. La respuestas posibles son parecidas a las de arriba. Ellos deben interiorizar que NO pueden (tampoco deben) ayudar a un adulto, porque necesitan aprender a protegerse a ellos mismos.

Subirse en el coche de nadie sin que los padres lo sepamos; la parte final de la frase me parece importante, porque si una amiga mía se encuentra por ejemplo, a mi hijo mayor y sus amigos en un día de lluvia a diez minutos de casa, me llama antes para preguntarme si puede traerles en coche. Pero en definitiva, si la persona es de ese entorno que hablamos, los niños le dirían ¿vas a llamar a mis padres para decirles que me llevas?, antes de decidir nada; y si no es de ese entorno, la reacción, además de ignorar, es alejarse lo que se pueda.

Ir a casa de un amigo sin decirlo (aunque sea el mejor amigo); menos aún entrar en casa de una persona sin vínculo con la familia.

Como veis son normas de seguridad que nos permiten prevenir consecuencias inesperadas; al fin y al cabo los adultos también hacemos algo parecido; ¿si hacéis un viaje de trabajo no decís a vuestra pareja dónde estaréis?

El compromiso de la comunidad
De todos es responsabilidad que los niños estén protegidos; de nada sirven los consejos de los padres si después vemos un niño en una situación apurada y no actuamos. Además si hemos vivido una situación confusa con nuestros propios hijos, es bueno comunicarlo a los otros padres para que sean precavidos.

Las dudas se resuelven hablando, y la intranquilidad comunicando. Por eso también podéis impulsar una charla de la Policia Local en el colegio para que les aclaren estos temas a los niños, por ejemplo, o acudir con vuestro hijo a la comisaría para que escuche de voz de un profesional cuáles son las medidas más eficaces de autoproteción.

Cualquier aportación será bienvenida, creo que es el típico tema que se construye a partir de las experiencias e informaciones de todos.

Fuente: http://www.pequesymas.com
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