Cómo afectan las peleas de los padres a los niños
Todas las parejas, hasta las más avenidas, discuten de vez en cuando. Es inevitable en una relación tan estrecha. Pero no hay que asustarse si los chicos presencian alguna discusión.
Un aprendizaje útil: Esto les enseña que las opiniones de los demás no siempre coinciden con las nuestras y les proporciona un modelo para canalizar sus frustraciones. Que la agresividad surja a veces en una dosis moderada no convierte a las personas en monstruos ni hace desaparecer el cariño.
Por supuesto, estamos hablando de disputas que se mantienen dentro de ciertos límites. Pero recordemos que a los más pequeños (digamos hasta los cinco años, incluidos los bebés) les impresiona fuertemente cualquier discusión un poco subida de tono. Ante todo, se deben evitar los insultos, no perderse el respeto y no inmiscuir a los hijos en la disputa. ¿No tenemos en cuenta estos requisitos? Entonces, no sabemos discutir. Es hora de ir aprendiendo
Siempre que nos hayamos peleado delante de un niño pequeño, tenemos que tranquilizarlo y decirle que continuamos queriéndonos y que lo seguimos queriendo a él. Los niños mayores y los adolescentes no son tan impresionables como los más chiquito, pero ten en cuenta que no son para nada indiferente, que también les afecta y a veces mucho.
Lo que ven en casa les sirve de modelo para sus propias relaciones sociales y para su vivencia y opinión de la vida de pareja. Si nos hemos extralimitado en el tono de la pelea, es importante darles explicaciones, lo mismo que a los pequeños. Trata en esa discusión de nunca hablarle mal al niño del otro padre, ni hacerle sentir que debe tomar partido por uno de los dos, ya que lo perjudicaras gravemente.
Testigos del amor: Tenemos que procurar que, igual que han sido testigo de la disputa, lo sean también de la reconciliación. Asegurémonos de que estén presentes en nuestras manifestaciones de cariño y de que abundan más que las peleas.