19/12/14

Buenos hábitos para la merienda de los niños


La merienda es una de las comidas del día que ayudan a los pequeños a seguir con energía y saludables hasta la hora de dormir. Entre la comida y la cena, necesitan un aporte nutricional y es la merienda infantil una comida también importante. Pero, ¿vale cualquier merienda?

No todas. Muchas veces las prisas o la comodidad hacen que les demos a nuestros hijos meriendas incompletas o poco apropiadas. Aquí os dejamos algunos consejos para lograr que la merienda infantil sea saludable, buenos hábitos que harán que reduzcamos el riesgo de sobrepeso, por ejemplo.

Incluye cereales: el pan para un bocadillo pequeño, puede cambiarse en ocasiones por galletas o cereales. Estos le dan al pequeño la energía necesaria para el buen funcionamiento de sus músculos y de su cerebro. Recuerda que los bocadillos no han de ser muy grandes (para dar cabida al resto de alimentos importantes) y que los más saludables huyen de patés, morcillas, chorizo, cremas de cacao... Lo más recomendable son jamón serrano, jamón o pavo cocido, lomo...

Incluye productos lácteos para completar las raciones diarias (si va a tomar leche en la cena y ya tomo en el desayuno, no es necesario). Hablamos de un vaso de leche, un yogur natural o de frutas, o un trozo de queso fresco... Se trata de alimentos ricos en calcio y en proteínas, necesarios para su crecimiento.

Incluye fruta o verdura. Para llegar a las cinco raciones de fruta y verdura al día, seguramente será necesario incluir una en la merienda. Es posible alcanzar esa recomendación si a media tarde les ofrecemos uva, melón, naranja (también en zumo), plátano... O también tomatitos cherry, pepino o zanahoria para acompañar al bocadillito. Vitaminas, fibra, hidratación... son algunas de las importantes aportaciones de estos alimentos.

Lo frutos secos (naturales, no fritos ni salados) también pueden formar parte de la merienda de vez en cuando (para mayores de tres años).

Evita las meriendas sin planificar, porque caemos en paquetes de galletas, de patatas fritas, snacks salados o bollos industriales, que contienen grasas, azúcares o sales en exceso. La comunidad científica internacional lleva advirtiendo muchos años sobre la influencia de este tipo de alimentos en el aumento de la obesidad en el mundo. Son alimentos que aportan poco nutricionalmente y tomados habitualmente perjudican la salud.

Acompaña la merienda con agua (también zumos o batidos naturales o leche), en lugar de bebidas azucaradas o refrescos, que favorecen la obesidad y la caries dental.
Merienda en acción. Mejor merendar en el parque o jugando juntos en casa o sentados a la mesa conversando que permitir que los niños merienden viendo la televisión o delante del ordenador solos.

Ajusta las raciones. Los niños pequeños tomarán cantidades pequeñas de cada alimento, no conviene que se sacien si después tienen que cenar. Conforme crezcan, veremos cómo van demandando raciones más grandes.

Esperamos que estos consejos os ayuden a hacer de las meriendas infantiles unas comidas saludables, instaurando buenos hábitos para el futuro. Hemos de tener en cuenta que esto no siempre es compatible con la comodidad o rapidez, pero es básico que no desistamos, por el bien de su salud.

Fuente: http://www.bebesymas.com
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