16/9/14

El lado oscuro de la lactancia


Cuando hablamos de lactancia, nos llegan a la mente imágenes de madres y bebés en perfecta armonía y la paz que rebosa esa imagen te embriaga. Tu quieres algo así, quieres esa conexión mágica con tu bebé, quieres esa felicidad, quieres ser ella.

Esto es lo que nos llevan vendiendo desde hace años. Que esos momentos con tu hijo son mágicos, y realmente lo son, si todo va bien claro. Pero, ¿qué pasa si no salen las cosa como creemos? ¿Qué hay en el lado oscuro de la lactancia?

Han pasado ya nueve meses de gestación que han finalizado en un parto (más o menos largo) y por fin estás con tu bebé en brazos, puedes verle, sentirle, olerle. Una nueva vida ha comenzado, ya eres madre y un cúmulo de hormonas y sentimientos desbordados recorren tu cuerpo.

Ahora tienes una nueva responsabilidad, la de seguir alimentando a tu bebé y eso haces, lo pones al pecho, es un acto natural, el sabe cómo hacerlo y tu instinto debería guiarte, has imaginado cientos de veces este momento.

Pero pasan los días y algo no va bien, algo no está saliendo como se su pone que debería salir, ¿qué sucede? ¿Por qué a ti no te funciona? ¿Por qué tu no eres feliz si se supone que deberías serlo?

La idealización de un acto natural
Tenemos claro que hemos llegado hasta aquí gracias a la lactancia materna, somos mamíferos y estamos programados desde el nacimiento para hacer simplemente eso, mamar. Es un acto natural grabado a fuego en nuestros genes y como tal, lo normal, como cualquier proceso natural, es que todo vaya bien. Pero no siempre tiene por qué ir bien, como todo proceso que sucede en la naturaleza no es perfecto y puede fallar. Y si, esta vez te ha tocado a ti.

Sin embargo, en vez de ser conscientes que pueden presentarse problemas, hemos idealizado la lactancia hasta llevarlo a límites peligrosos. Hemos interiorizado que la lactancia debe ser un momento de felicidad. No voy a negar que haya una conexión especial entre madre e hijo y que para muchas madres sean momentos de pura felicidad. Pero lo que es maravilloso para muchas no tiene por qué serlo para otras.

Se supone que tu leche es capaz de alimentar por si sola y sin suplementos externos a tu hijo.
Se supone que la naturaleza es sabia y que tanto tú como tu hijo "sabéis" cómo se tiene que hacer.

Se supone que en respuesta a la succión del bebé se liberan un conjunto de hormonas que producen una sensación de bienestar y felicidad.

Se supone que como madre debes ser capaz de hacer posible todo lo anterior, que debes sacrificarte por tu bebé.

Se supone...

Qué pasa cuando todo lo que debería ir bien, sale mal
¿Qué sucede cuando tu hijo no coge el peso suficiente? ¿Qué sucede cuando tus pezones se agrietan y dar de mamar se convierte en un calvario? ¿Qué sucede cuando las horas se hacen días y las noches eternas? ¿Cuándo en vez de sentir amor en esos momentos sientes obligación? ¿Qué pasa cuando tu hijo sólo quiere estar al pecho? ¿Qué pasa cuando simplemente no hay ningún problema con la lactancia pero tú no eres feliz?
no siempre todo sale bien

Todo lo anterior puede dar al traste con la lactancia y hacer que se abandone, puede convertirla en un verdadero infierno, y por mucho que intenten convencernos, ninguna mujer debería pasar por semejante calvario.

Muchas veces, cuando el problema sólo confiere a la madre, como grietas, mastitis, falta de sueño o depresión, tendemos a hacerlo pasar como un proceso más asociado a lactancia. Quizás la falta de sueño si lo sea y poco podamos hacer al respecto salvo volvernos aves nocturnas, pero las otras causas si son tratables y en muchos casos tienen solución. El problema es que en muchos casos se desconocen los medios para tratar esos problemas o simplemente no están a nuestro alcance.

Las consultoras certificadas en lactancia materna o grupos de lactancia pueden ayudar con la mayoría de problemas físicos asociados a la lactancia, grietas, dolores de espalda, en los pechos, así como resolver muchas de las dudas que nos preocupan. Muchos de los dolores derivados de la lactancia son por malas posturas a la hora de dar de mamar o por un mal "enganche" al pezón que un asesor de lactancia puede corregir.

Los pediatras y los psicólogos pueden también ayudar a las madres con problemas. Hemos visto como una depresión postparto puede afectar en la relación de una madre con su hijo. Porque una parte importante para el desarrollo del bebé es la leche materna, pero otra muy importante es el estado emocional de su madre, que en muchos de estos casos es la gran olvidada.

El sentimiento de culpa
Es tal la presión ejercida por la sociedad actual sobre las madres, que el hecho de tener que verse obligadas a abandonar la lactancia materna o de no haber sido capaces de implantarla con éxito genera un sentimiento de culpa muy difícil de superar en algunos casos.

Algunas mujeres sienten como un fracaso como madre el no haber conseguido una lactancia materna satisfactoria.

Las críticas por parte de ciertos sectores de la sociedad, que ven el abandono de la lactancia como una falta se sacrificio por parte de la madre, sin conocer siquiera la historia que hay detrás de cada fracaso, carga de más dolor algo que ya de por si no es nada grato para ninguna mujer.

Los mitos sobre la lactancia materna
No se puede amamantar a gemelos, o con grietas y frenillo, si el niño se duerme con la teta nunca volverá a dormirse sin ella (hay miles de asociaciones para tratar las adicciones a la teta), durante los primeros días tu leche no es suficiente, no tengo suficiente leche, las tomas deben estar espaciadas por al menos X horas, tras una cesárea la leche tarda más en subir
Y también tenemos mitos creados por los "fans" de la lactancia materna: Los bebés amamantados no enferman, la leche materna es buena,lo mejor que le puedes dar a tu bebé, pero no es un líquido milagroso (aunque a veces lo parezca) y lo que ofrece es una "cierta protección extra" pero no una inmunidad total.

Los bebés amamantados no necesitan vacunarse. Pues lo siento, lo necesitan como cualquier otro.

Mientras dura la lactancia la madre no puede quedarse embarazada. Esto es sólo una verdad a medias y mejor no tentar a la suerte.

Y si no le doy lactancia materna a mi hijo. Soy una mala madre

Vamos a dejar una cosa clara, la leche materna es lo mejor que le podemos dar a nuestro hijo, es algo que se ha demostrado y que no se pone en duda, pero la leche artificial no es que sea mala, no es el demonio ni le va a salir una oreja más a tu hijo si le alimentas así, simplemente no es igual de buena pero tu hijo va a poder ser un niño sano con ella.

Parece que ahora esté de moda para unos la lactancia materna y para los otros la lactancia artificial. Vamos a ver, esto no son unos vaqueros o una camisa de cuadros que cambie de un año para otro. Estamos hablando de la alimentación y desarrollo de nuestros hijos, dejemos la moda para lo que está. Moda sería si por ejemplo ahora hubiera que tatuarse un pecho o se usaran biberones con leds.

Dejemos de judgar a la primera de cambio sin conocer qué historia hay detrás. Ser padres ya es suficientemente complicado, pero ser madre los primeros meses lo es mucho más aún. Intentemos ayudar en vez de criticar.

Según mi punto de vista, el proceso debería ser el siguiente:
Intento dar lo mejor a mi hijo y empiezo con la lactancia materna. Si hay algún problema intento solucionarlo, si no se puede pasamos al plan B, sin traumas y sin sentirnos peores madres, lo hemos intentado y no ha podido ser. Ahora lo importante es que nosotros y nuestro hijo seamos felices. Pero deberíamos evitar pasar directamente al paso B.

Creo que se debería tener más en cuenta el estado emocional de la madre, sobre todo los primeros meses y dotar a los centros de salud de personal especializado para ello.

También ayudaría el normalizar un acto natural como es dar el pecho y evitar que esto sea tema de discusión de tertulias.

Fuente: http://www.bebesymas.com
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