Una de las preocupaciones más frecuentes de las mamás que amamantan a sus hijos está relacionada con el consumo de alcohol durante la lactancia materna. Se presentan ocasiones como fiestas o celebraciones en las que apetece tomarse una copa de vino o una cerveza, pero se teme sobre los efectos que puede tener el bebé.
En algunos casos se llega incluso a plantear la continuidad de la lactancia, por eso vamos a aclarar las dudas sobre si se puede beber alcohol o no si estás dando el pecho.
En el embarazo ni una gota, ¿y durante la lactancia?
Durante el embarazo, la recomendación es cero alcohol, ni una gota, ya que atraviesa la placenta y puede afectar el desarrollo del bebé. En los casos más graves puede ocasionar el conocido como "síndrome alcohólico fetal" responsable de malformaciones fetales y retraso mental en el bebé.
No se sabe a ciencia cierta la cantidad de alcohol que puede asimilar el organismo de cada mujer, por tanto lo mejor es evitarlo completamente durante la gestación.
Ahora bien, ¿qué sucede una vez nacido el bebé? ¿Hay que seguir la misma recomendación?
La recomendación general es la de no beber alcohol, tampoco durante la lactancia. Es una sustancia nociva que penetra en el torrente sanguíneo y pasa a la leche que toma el bebé, por tanto es preferible evitarlo.
Por su parte, no hay investigaciones concluyentes que vinculen el consumo moderado de alcohol con un deterioro cerebral del bebé, por tanto las recomendaciones en cuanto al consumo ocasional, es decir tomarse una copa de vez en cuando tampoco está prohibido si se tienen en cuenta algunos factores.
Según la web e-lactancia, un sitio de referencia sobre los medicamentos que se pueden tomar durante la lactancia señala el alcohol como de riesgo nivel 2. Es decir, de riesgo alto. Se recomiendo no consumir o consumir ocasionalmente y muy moderado.
Consumo ocasional y moderado
En primer lugar, hay que diferenciar lo que es un consumo ocasional y moderado de un consumo habitual.
El consumo ocasional en pequeñas cantidades (0,5 gramos por cada kg que pese la madre al día) no se considera dañino para el bebé. Para que os deis una idea, la cerveza tiene 4 gramos de alcohol por 100 cc., el vino tiene 12 grs por 100 cc y el whisky tiene 40 gr por 100 cc. Haced cálculos.
Sí que es perjudicial si se consume más de esa cantidad y de forma crónica, ya que daña seriamente al bebé pudiendo llegar a causarle un coma alcohólico. Además inhibe la secreción de prolactina y oxitocina, hormonas responsables de la producción y eyección de la leche.
Controlar el momento del consumo
También es importante tener en cuenta el tiempo que ha transcurrido desde que se bebe hasta que se da el pecho. El alcohol pasa rápidamente al torrente sanguíneo, pero también sus niveles descienden rápidamente.
Alcanza su máximo nivel entre los 30 y los 60 minutos después de haber bebido, por tanto si vas a tomar una copita, sería conveniente hacerlo después de una toma ya que pasarán unas tres horas hasta la próxima toma y en ese momento el nivel de alcohol será muy bajo o nulo.
El problema se plantea con los bebés recién nacidos, en los que las tomas son muy seguidas y varias veces al día, incluso también durante la noche. Por eso se suele recomendar mantener la abstinencia durante los tres primeros meses del bebé. En ese caso, será mejor esperar a que el niño crezca y las tomas sean más espaciadas.
En conclusión, si no puedes evitarlo y quieres tomar una copa en el período de lactancia, puedes tomar una pequeña cantidad de alcohol de forma ocasional y siempre alejada de las tomas.
La lactancia materna tiene numerosos beneficios para el bebé, que exceden ampliamente los riesgos de una bebida ocasional, por tanto está en tus manos controlarte para poder seguir ofreciéndole a tu bebé lo mejor.
Fuente: http://www.bebesymas.com
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