30/9/14

El bebé tiene legañas: estenosis u obstrucción del conducto lagrimal


Puede que notes que tu bebé se despierta con un ojo pegado, o que tiene demasiadas "legañas" en ocasiones mezcladas con líquido lagrimal. Esa sustancia se acumula en el ángulo interior del ojo y sobre todo después de dormir se le nota al bebé los ojitos pegados. Se trata de estenosis del conducto lagrimal, una obstrucción muy frecuente en los recién nacidos.

Los síntomas típicos son esa mucosidad amarillenta y lagrimeo del ojo, normalmente en un solo ojo aunque puede ser que se produzca en los dos. Se trata de un trastorno del lagrimeo que puede ser congénito o resultado de una infección en la zona nasofaríngea. El conducto nasal que une el interior del ojo y la nariz se estrecha o inflama, quedando obstruido el lagrimal.

En consecuencia, las lágrimas que protegen el ojo (continuamente se producen secreciones con ese fin protector) ya no fluyen libremente, se acumulan y pronto aparece una inflamación purulenta. Es muy habitual que los bebés nazcan con el conducto lagrimal estrecho o tapado (lo que recibe el nombre de estenosis del conducto lagrimal), un trastorno que habitualmente desaparece por sí solo. A veces, sin embargo, puede derivar en conjuntivitis.

Por ello, cuando detectemos esas legañas hemos de limpiar el ojo o los ojos del bebé. Los lavaremos con una solución de suero fisiológico estéril, procurando hacerlo siempre desde dentro hacia el exterior del ojo (que el suero gotee hacia la nariz por la mejilla). También hemos de seguir esa misma dirección si nos ayudamos de una gasita estéril para retirar la mucosidad del ojo.

El pediatra podría recetar un colirio antibiótico pero hemos de tener en cuenta que si el taponamiento o estrechamiento del conducto lagrimal continúa, la secreción se reducirá momentáneamente, pero la inflamación reaparece en cuanto el producto deja de aplicarse.

Otra cosa que podemos hacer los padres para "ayudar" a que el conducto nasolagrimal se abra es realizar pequeños masajes con el dedo meñique (muy limpias las manos) en el ángulo interior del ojo, realizando presión en ese punto a través de pequeños movimientos circulares, aunque como podéis imaginar no se trate de una "maniobra" muy cómoda para el bebé...

Si a los síntomas que hemos enumerado (lagrimeo y secreciones legañosas) se añaden otros como párpados hinchados, rojos y sensibles y globo ocular enrojecido, podemos estar hablando de conjuntivitis en el recién nacido con otras causas: una infección por bacterias o virus que puede necesitar tratamiento.

No obstante, como decimos, la estenosis u obstrucción de los conductos lagrimales del bebé suele desaparecer por sí sola cuando el bebé alcanza las seis u ocho semanas y solo hemos de procurar mantener limpios los ojitos cuando se acumulen las "legañas".

Fuente: http://www.bebesymas.com
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