20/1/15

Los niños con menor carga de actividades estructuradas son más capaces de definir y alcanzar metas propias


Una investigación de la Universidad de Colorado - Boulder - liderada por la doctora Yuko Munakata, en cuyo equipo estaban miembros de dos departamentos de Psicología Universitarios, afirma que los niños que pasan más tiempo en actividades poco estructuradas, de las cuales una buena parte son decididos por ellos mismos, tienen más capacidad para definir sus metas y alcanzarlas.

Estas actividades pueden ir desde leer, los juegos de mesa, jugar libremente con sus amigos, realizar viajes, o que sus padres les lleven a visitar museos o parques de la Naturaleza (por poner dos ejemplos)

El estudio, ha sido publicado en “Frontiers in Psychology”, y transmite la idea de que los niños con tiempo libre muy estructurado, no desarrollan bien la capacidad ejecutiva que permite alcanzar objetivos de forma independiente. La investigación parece ser una de las primeras en abordar científicamente cómo demasiadas actividades formales pueden afectar el desarrollo cerebral de los niños.

Según parece, las funciones ejecutivas incluyen gran variedad de habilidades del pensamiento, entre las que están la planificación, la resolución de problemas, toma de decisiones, y regulación de pensamientos y acciones. Cuando un niño tiene sus horarios sujetos a muchas actividades estructuradas (clases de repaso, natación, idiomas, …), no tiene oportunidad de desarrollarla.

La estudiante de doctorado Jane Barker también ha participado en esta investigación, y destaca que en los últimos años se han observado dos tendencias enfrentadas entre padres que participan en blogs, foros y redes sociales de Internet. Por un lado los que exigen mucho a los niños para que sean competitivos en el futuro, y por otro los que son más partidarios de “dejar hacer”. Por eso los investigadores han asumido el reto de explorarlas.

El estudio se ha desarrollado en varias etapas, primero se clasificaron las actividades de los niños participantes según su grado de estructuración. También se evaluó a los participantes para averiguar su función ejecutiva autodirigida. Los resultados son sólo un primer paso, aunque resultan sugerentes; ahora se trata de ampliar la información, porque como todo estudio es mejorable.

¿No será que organizamos demasiado el tiempo de nuestros hijos?
No es el primer estudio que analiza la conveniencia de que los padres se involucren excesivamente en el tiempo libre de los niños. Una investigación publicada el año pasado en la revista "Parenting: Science and Practice", realizada por otro grupo de investigadores, halló que los niños en edad preescolar cuyas madres intentaban dirigir sus juegos eran menos felices que los niños cuyos padres no interferían.

A tenor de los resultados de este trabajo llamado “Less-structured time in children's daily lives predicts self-directed executive functioning”, se anima a los padres a que permitan el equilibrio para que sus hijos puedan disfrutar libremente de su tiempo de ocio. Sin por eso dejar de potenciar habilidades concretas.

Este estudio me ha recordado una entrada del año pasado en la que hablábamos del aburrimiento (temido por los padres) como fuente de inspiración y creatividad. A veces parece que los padres tengamos miedo de que les queden 10 minutos de ocio sin planificar, y nos tenemos que relajar, porque lo único que conseguimos es que ellos mismos afirmen aburrirse cuando no tienen nada que hacer, en lugar de dejarse llevar y buscar actividades que les recompensen, si es que es lo que desean.

En cualquier caso, considero que a la hora de programar las actividades extracurriculares se deben valorar en función de la necesidad familiar que se presente (hay padres a los que les resulta muy difícil recoger a los niños a la hora que salen de la escuela), pero teniendo en cuenta las preferencias de los niños.

En mi opinión, el problema puede venir cuando no se le deja al niño decidir y escoger, además de que al tomar la iniciativa él mismo, es probable que sea capaz de estructurarse bien para que le quede tiempo libre

En nuestro caso nunca me he planteado ‘imponer’ una actividad extraescolar, hasta que llegado quinto curso, mi hijo (como es habitual en él) acababa las tareas o el repaso diario muy rápido, y se encontraba con que no podía quedar con amigos, que estaban siempre muy ocupados con deberes o clases de repaso. Por su edad, ya no le apetece tanto jugar con sus padres, y las pantallas no son una buena opción en días laborables, así que le dijimos que escogiera una sola actividad semanal, para incentivarle un poco. A partir de ahora como está aprendiendo a programar y crear videojuegos, también orientaremos parte de su tiempo libre por ahí.

En cambio la niña va añadiendo voluntariamente intereses a su cotidianidad, pero como es muy organizada, le sobra mucho tiempo para jugar libremente y hacer lo que le de la gana.

Eso sí, el verano es otra cosa, necesitan esa libertad para aliviar presiones, y permitir descanso a cuerpo y mente, ni ellos lo necesitan ni nosotros les obligamos: casi nada de actividades organizadas, mucha improvisación, y a disfrutar de los beneficios de la época más calurosa del año.

Fuente: http://www.pequesymas.com
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