21/6/13

Prevenir los ahogamientos por inmersión: supervisa a tus hijos mientras se bañan

Un descuido puede ser el origen de un desgraciado accidente que cambie para siempre la vida de una familia. Lo vemos cada año cuando empieza a hacer calor y abren las piscinas comunitarias o públicas, cuando las piscinas particulares se limpian y se vuelven a llenar, y cuando las familias se desplazan a las playas para darse el primer baño.

En general se estima que la segunda causa de muerte accidental en niños menores de nueve años son los ahogamientos por inmersión (la primera, como ya sabemos, la constituyen los accidentes de tráfico). Dentro de ese rango de edad, los más susceptibles de sufrir este tipo de accidentes son los peques de cuatro a siete años (los padres nos confiamos: ‘¿ha ido a clases de natación?, me relajo’).

Obviamente, a los bebés los vigilamos más, y los niños de ocho o nueve años, suelen tener más resistencia física, pero ¿no deberíamos unir la capacidad para desenvolverse en el agua al sentido común?

Y ¿cómo pedir sentido común a unas personitas que – por edad – tienen como principal objetivo el placer mediante el juego? Es necesario recordar que padres, madres, cuidadores, abuelos, tíos, etc. deben vigilar a los niños mientras se bañan. Vigilar, o supervisar, como queráis, pero el caso es que bastan unos pocos segundos para que el niño desaparezca de nuestra vista, son suficientes pocos minutos (menos de cinco) para que las células del cerebro mueran por privación de oxígeno, y para que los órganos vitales sufran daños irreparables.

Supervisar no es decir a los niños cómo tienen que jugar, pero sí estar pendientes de sus movimientos aunque sea desde la distancia. Cuando voy a la playa con mis hijos y estoy sola, yo no me baño, me quedo inmóvil en la arena mirándoles y no me distraigo bajo ningún concepto. ¿Habéis visto reportajes sobre suricatos?, pues eso hago, cuidarles, en nuestro caso no hay depredadores pero el agua también puede matar.

Y supervisar también es hablar con ellos previamente y explicarles que bañarse en el agua es divertido, pero iniciar comportamientos arriesgados puede ser la causa de accidentes con final incierto y probabilidades de que resulte irreparable. Un ejemplo de estos comportamientos son las ‘ahogadillas’.

Para unos un juego, para otros un ‘me dejo llevar a ver cuando acaba esta broma pesada de mis amigos’. Pero la cuestión es que a los niños se les puede ‘ir la mano’, y lo que pretendían ser unos instantes teniendo la cabeza del amigo bajo el agua, se conviertan en uno o dos minutos a base de ‘empujo al otro dentro del agua, y cuando sale le vuelvo a meter’.

Causas de los ahogamientos por inmersión en niños grandes
Si habíamos dicho que los peques entre cuatro y siete años sufren este tipo de accidentes con mayores probabilidades, en edades superiores no están exentos. Por ejemplo entre ocho y 12 años confían en exceso en sus capacidades, y también desean presumir delante de sus amigos (a ver quien bucea más rato, a ver quién da los saltos más grandes para tirarse a la piscina, a ver quién resiste más los empujones de los demás).

Los adolescentes también se consideran un grupo vulnerable, especialmente si realizan inmersiones bajo los efectos del alcohol, o al practicar actividades recreativas o deportes náuticos en ríos, lagos o en el mar, sin tener en cuenta las propias limitaciones o las medidas de seguridad.

Los expertos en prevención de accidentes coinciden que uno de los momentos más peligrosos se produce después de las comidas, los adultos pueden relajarse o distraerse, mientras el niño sale a buscar de nuevo el agua

Objetivo: evitar los accidentes
Sería conveniente que repasáramos este decálogo de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil, pero además, los niños deben acostumbrarse a avisar (o pedir permiso) antes de meterse en el agua. Así, por una parte somos conocedores (igual que nos dicen ‘me voy con los amigos al circuito de bicicletas’), y por otra les podemos indicar que esperen un poco que acaban de comer y les vendría bien descansar.

Debemos recordarles que el borde de la piscina no se corre, y que empujar a otros no es una broma, que puede acabar mal. También es bueno que hablemos sobre la convivencia en las piscinas públicas, por ejemplo: antes de tirarnos de un trampolín, debemos mirar que no haya nadie cerca para no hacer daño. Los adultos nos debemos comportar con responsabilidad, no vaya a ser que hagamos lo contrario de lo que decimos, y creemos confusión en nuestros hijos.

En el mar, ríos, lagos, existen riesgos añadidos como el hecho de que la poca profundidad (que muchas veces no se conoce con antelación) pueda ocasionar lesiones graves cuando los niños se lancen de cabeza.

No hay nada que sustituya a la vigilancia por parte de adultos, ni siquiera los chalecos u otras medidas físicas que mantienen al niño a flote

¿Cómo actuamos ante un accidente?
En primer lugar cabe recordar que a pesar de que deseemos ayudar a quien está en apuros, antes debemos conservar nuestra propia integridad, y esto es importante que lo sepan los niños por si algún día deben tomar una decisión. En muchos casos la mejor ayuda será llamar a los servicios de rescate y ejemplos hay muchísimos (no sabemos nadar, hay mucho oleaje, el accidentado se ha caído al río y tememos la corriente).

En definitiva: un rescate debe estar a cargo de personal especializado, otra cosa es que yo vea a un niño en dificultades en la piscina o en la playa cerca de la orilla, y (asegurándome de que los míos están fuera del agua y no les va a pasar nada), lo saque. La mejor ayuda para el accidentado es una persona que sepa cómo actuar y que no se ponga en peligro a sí misma.

Porque además de avisar al socorrista, o llamar a Emergencias, sacar a la víctima es prioritario. Y siempre evitando que el cuello se flexione, además si sabemos realizar maniobras de reanimación, las aplicamos.

Así que ya sabéis: disfrutad del verano y del agua, pero siempre con precaución, y trasladando esta a los niños.

Fuente: Pequesymas
Link Original: http://www.pequesymas.com/accidentes/prevenir-los-ahogamientos-por-inmersion-supervisa-a-tus-hijos-mientras-se-banan